Se usa para hablar de un sueño tan profundo y reparador que te desconectas del mundo, aunque afuera haga un frío de la patada o se caiga medio cerro. Es ese dormir pesado después de un día largo de chamba, cuando el cuerpo ya no da más y la cama se siente como nube. Y la verdad, un buen sueñazo siempre se agradece.
"Hermano, después de subir cerro con las llamas todo el día me pegué un sueñazo que ni el frío del altiplano ni los cohetes de la fiesta patronal me movieron"