Se usa para hablar del empacho brutal que te agarra después de reventarte a sopas bien cargadas, tipo chairo, sopa de maní o cualquier caldo bien contundente. Es esa mezcla de llenura, sueño y arrepentimiento tardío cuando ya no te entra ni un fideo más. Básicamente quedas doblado en la silla pensando por qué comiste tanto, pero igual valió la pena.
"Hermano, en el almuerzo me serví cuatro platos de sopa de maní con harto fideo y papa, y ahora ando con un sopaipazo que solo quiero tirarme en la cama y no saber nada del mundo."