Se usa para decir que alguien habla y habla sin parar, chismea todo o suelta lo que no debe, como si tuviera la lengua metida en un sancocho hirviendo de tanto darle uso. Es muy de pueblo, de vecindario donde todo el mundo se entera de todo. Y hay que admitir que la imagen es bastante sabrosa.

"Uy mija, deje de sancocharse la lengua, que ya todo el barrio sabe que peleó con el marido por andar revisándole el celular a las tres de la mañana."

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