Se usa cuando el estómago empieza a sonar duro por el hambre, como si tu barriga estuviera protestando a gritos porque no le has echado nada desde hace rato. Es ese ruido traicionero que se escucha en plena clase, reunión o cola del banco. Y sí, da risa, pero también recuerda que ya toca comer algo serio.
"Chamo, llevo todo el día en la cola de la gasolina y no he almorzado, me está rugiendo la tripa tan duro que hasta el pana de atrás la debe estar escuchando."