Apodo cariñoso para el típico colega que no es precisamente un genio, pero es alma de la fiesta y se apunta a un bombardeo. Siempre está en todas, anima el cotarro y convierte cualquier quedada sosa en una noche legendaria. Igual no le pides ayuda con los deberes, pero para liarla parda es imprescindible.
"Tío, la fiesta del sábado estaba muerta hasta que llegó el Rubén del grupo con su altavoz, el cartón de vino y esa risa de foca que tiene, y acabamos bailando sevillanas encima del sofá de la abuela."