Se usa cuando alguien intenta lucirse, impresionar o quedar como un crack y al final todo sale al revés y termina haciendo el ridículo. Es como cuando uno se monta la película en la cabeza y la realidad le pega su buen bajón. La expresión suena inocente, pero la vergüenza ajena que deja es potente y hasta da risa.
"El man llegó todo sobrado a la fiesta a bailar champeta en el centro de la pista y terminó resbalándose frente a todo el parche, se reventó el globo durísimo."