Se usa cuando alguien decide darse un gustito y se va a comer un taco bien sabroso como premio personal. Puede ser después de un día pesado, de cobrar la quincena o de lograr algo chido. Es como decir que uno mismo se invita, sin culpa y con todo el antojo del mundo, que la vida es corta.
"Cobramos la quincena, aguanté al jefe todo el día y no exploté, así que ahorita me voy a regalar un taco con doble carne y harta salsa, porque el esfuerzo también come."