Se usa para hablar de un desorden brutal, de esos cuartos donde no sabes si pisas ropa, apuntes o un bocata momificado. Es como decir que el sitio está hecho un cristo, pero con sabor catalán. Ideal para describir habitaciones adolescentes, pisos de estudiantes o salones después de una noche muy loca.
"Tía, entra con cuidado, que con la ratatalla que tengo en la habitación igual te tragas un calcetín mutante o resbalas con los apuntes de primero."