En Asturias se usa rampallada para hablar de un follón tremendo, algo hecho con un desorden brutal o un desastre de los buenos. Puede ser una habitación hecha un cristo, una fiesta que se desmadra o un plan que sale torcido. Es como decir que todo está patas arriba y que arreglarlo va a llevar un buen rato.
"Bajé a por pan cinco minutos y cuando volví los guajes habían montado tal rampallada en el salón que parecía que habían pasado las vacas por encima del sofá."