Dicho bien boyaco para cuando alguien se queda ahí, tieso y medio pintado, sin saber qué hacer o sin encajar en el plan. Es como estar de adorno mientras el resto se mueve, habla o se goza la vuelta. Se usa mucho para describir esa incomodidad de quedarse quieto, mirando, como si no fuera con uno.
"Todos en la rumba dándole duro al perreo y yo en una esquina, quietico, quedé como un pintado boyaco, ni sabía pa’ dónde mirar."