Se usa cuando alguien cae redondito en una trampa, broma o engaño, sobre todo si era medio obvio y aun así se lo creyó. Es como decir que mordió el anzuelo y quedó de inocente. Suele usarse entre amigos para vacilar al que se dejó engañar, aunque a veces también duele un poquito el orgullo.
"Vos sí que pisaste el palito, maje, te creíste que te habían subido el sueldo y era solo la broma pesada del grupo de la oficina."