Se suelta cuando alguien va a agarrar algo tan viejo, raro o misterioso que casi parece maldito, como si fuera un objeto embrujado salido de leyenda oaxaqueña. Sirve para advertir en plan medio broma medio en serio que mejor no moverlo, no vaya a ser que despiertes quién sabe qué cosa. Y la verdad, da su gustito dramático.

"¿Neta vas a prender ese tele viejito que dejó la bisabuela en el cuarto de atrás? Ni lo toques, oaxaqueño fantasma, luego se va la luz en toda la cuadra."

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