Expresión caraqueña que se usa cuando uno se mete de cabeza en un examen o materia que está brutalmente difícil, o en plena temporada de parciales y finales donde todo es estrés y café. Es como decir que entraste en una zona de tortura académica elegante, porque suena fino pero por dentro estás llorando en silencio.
"Marico, este semestre me metí en La Sibila con cálculo y estadística, ya le dije a mi mamá que en diciembre en vez de arbolito voy a montar un altar con los parciales."