Se usa cuando alguien se mete un golpe tan brutal que hasta los chismosos del barrio se quedan en silencio. No es solo una lesión, es un lesionazo épico, de esos que duelen en el cuerpo y en el orgullo. Suena exagerado a propósito y, la verdad, hace que el drama sea más chistoso que trágico.

"Me quise hacer el bailarín en la fiesta patronal, pisé una botella, volé como cóndor borracho y terminé con un lesionazo que hasta el DJ dejó de tocar huayno."

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