Se usa para decir que te toca currar a saco, meterle mucha caña al trabajo hasta acabar reventado. Es como cuando estás todo el día agachado, cargando cosas o dándolo todo sin parar y al final la espalda protesta. Vamos, que no es un paseíto, es de esos días que llegas a casa y caes fulminado.
"Hoy en el campo hemos tenido que jincar el lomo desde que ha salido el sol y he acabado con la espalda hecha polvo y las manos llenas de callos, como para irse luego de fiesta por el pueblo"