En Santander se usa para hablar del sueño pesadísimo que te da después de una farra brava con guaro, cuando quedas fundido sin opción de seguir la rumba. Es como el nocaut oficial del parche, te vas a la lona y no te despierta ni el vecino poniendo vallenato a todo volumen. Y la verdad, a veces ese jarrazo entra sabroso.
"Parce, anoche en la verbena me metí tanto guaro que llegué a la casa, caí en la cama y me dio un jarrazo tan berraco que ni los gritos de mi mamá lograron pararme."
En Lima se usa jarrazo para hablar del café bien cargado que te tomas en la mañana y te deja con los ojos como faros. Es ese cafecito salvador que te revive cuando estás hecho puré y de paso te sube el ánimo. No es cualquier taza, es la jarra brava que te pone pilas sin pedir permiso.
"Hermano, llegué a la chamba con cara de zombie, pero me metí un jarrazo en la esquina y ahora estoy más despierto que el vigilante del edificio."