Se usa para hablar de una actitud muy fresa, presumida y medio ridícula, cuando alguien presume su dinero, sus cosas de marca o su vida “nice”. Es como una exhibición de lujo innecesaria que da más risa que envidia. En Guanajuato y otros lados se suelta mucho cuando alguien se pasa de mamón con sus poses.
"No manches, la fresada de Karla, llegó al antro en camionetón, lentes oscuros a medianoche y pidiendo botella como si fuera dueña del lugar."