Se usa para hablar de alguien que va de sobrado, con el ego inflado y la pose más rígida que un perchero. No es solo que tenga autoestima alta, es que va tan creído que parece que se mira en cada escaparate. Vamos, que va tan estirado como un chicle mal tirado y encima se lo cree a muerte.

"Desde que a Manolo lo hicieron jefe, va estirado como un chicle, entra en la oficina como si fuera el dueño del cortijo y ni saluda al personal, el nota."

Tu cesta: 0,00 € (0 productos)
Imagen del producto

Tu Carrito de Magia

Tu carrito está vacío. ¡Adopta un Magikito!