Se usa para decir que alguien está exageradamente arreglado, brillante, casi plastificado, como carro recién encerado. No es solo ir bien vestido, es ir tan pulcro que parece que se resbala la mirada. Suele decirse con tono de burla cariñosa, porque da risa ver a la persona tan producida para algo que quizá ni lo amerita.
"Mano, viste a Carlos en la oficina, vale, llegó todo viniliao con esa camisa planchadita y los zapatos brillando, seguro va a cuadrar una cita después del trabajo."