Se usa para decir que alguien quedó llenísimo y feliz después de comer como rey, con la barriga a reventar y cara de siesta obligatoria. Es ese estado glorioso en el que no puedes ni moverte, pero estás tan contento que hasta te da risa. Básicamente, estás tan satisfecho que solo piensas en sofá, brisa y cero preocupaciones.

"Hermano, después de esa parrilla con yuca, guasacaca y birras bien frías quedé tan jamoneado que si me acuesto en la hamaca no me levanto ni pa' ver el juego"

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