Se usa para decir que alguien está muy harto, saturado o cansado de una situación, de una persona o de un tema que se repite sin parar. Es como cuando ya vas cargado hasta arriba y no te cabe ni una gota más de paciencia. Muy de pueblo, muy de decirlo con cara de ya está bien, que me tenéis frito.
"Mira, estoy hasta la loma de que el del bar ponga siempre la misma lista de rumba, como siga así le cambio la música yo mismo a base de palmas."