Se usa para decir que alguien está empanado perdido, en su mundo, que no se entera de nada de lo que pasa alrededor. Es como si la cabeza se le hubiera ido a Cuenca y no hubiera vuelto todavía. No es insulto grave, más bien una forma medio cariñosa de decir que está muy despistado.
"Tía, le dije a Javi que trajera hielo para la fiesta y apareció con una barra de pan, está fuera de la olla pero a niveles legendarios."