Se usa para decir que algo está muy intenso, que la cosa está que arde. Puede ser por calor real, por quilombo emocional o porque hay tensión a full, como cuando todos están de mal humor y encima hace 40 grados a la sombra. Es una expresión bastante gráfica y, seamos sinceros, muy útil en verano.
"Entre el calorón formoseño, el ventilador roto y los vecinos armando cumbia a todo lo que da, este barrio está al rojo vivo, che."