Se usa cuando alguien va bien cargadito de vino, ya con el puntillo tirando a trompa y la cabeza dando vueltas como una noria. No es solo que haya bebido mucho, es que va tan pasado que cualquier sorbo más lo tumba. Muy de cuadrilla riojana que se viene arriba entre barricas y risas.

"Salimos de la cata en Haro y Manolo iba tan a tope de vinos que quiso torear al toro de piedra de la plaza y casi se come la farola."

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