En La Rioja llamar a alguien garrafón es decirle que siempre ve el vaso lleno, que va por la vida con un optimismo casi sospechoso. Es como comparar a la persona con un depósito de vino que nunca se vacía, siempre rebosante de buen rollo. A veces suena a cariño y otras a burla suave, según el tono y la confianza.
"Tía, te ha dejado el novio, se te ha quemado la tortilla y aún dices que ha sido un buen día, eres un garrafón de los buenos, siempre a tope de alegría aunque el mundo se caiga a cachos"