Se usa cuando alguien decide cerrar su negocio pequeño, tiendita o proyecto porque ya no da para más, ya sea por deudas, falta de clientes o puro cansancio. Es como rendirse con el local y pasar la estafeta. Suena medio triste, pero también es alivio de ya no seguir sufriendo con el changarro.

"No manches, con la renta por las nubes y los proveedores encima, mi tío mejor entregó el changarrito y ahora anda de godín en una oficina bien fresona."

Frase ingeniosa para describir cuando alguien, después de tener un plan fracasado amoroso o noche desastrosa de juerga, decide retirarse con dignidad mientras pueda.

"Anoche en la fiesta estaba tan caótico el asunto que Luis decidió entregar el changarrito antes de que los vecinos llamaran a la policía."

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