Se usa para decir que alguien se mete de lleno en la fiesta, con música, baile, tragos y todo el desmadre posible. No es cualquier reunión tranquila, es armar la jarana con ganas, hasta que el barrio se entera y al día siguiente todos comentan los chismes. Y hay que admitir que cuando sale bien, es gloria pura.
"Nos echamos la jarana el sábado pasado, cayó medio barrio, se acabó el trago y hasta el perro del vecino terminó bailando huayno en la sala."