Es lanzar un grito agudo y potente muy típico de la cultura vasca, que se usa para celebrar, animar el ambiente o soltar pura emoción acumulada. No es solo ruido, tiene su arte y su orgullo, y cuando alguien lo clava se te ponen los pelos de punta. Eso sí, mejor no hacerlo en una biblioteca.
"En las fiestas del pueblo, cuando sacaron los pintxos y empezó la trikitixa, Aitor se vino arriba, echó un irrintzi brutal y hasta el del bar dejó de tirar cañas un segundo."