Se usa cuando alguien se pone a fantasear con planes perfectos y ganancias brutales sin tener nada asegurado. Es como montarse una peli entera en la cabeza con final feliz garantizado, aunque la realidad suele pegar el bofetón. Viene del cuento de la lechera, que iba soñando con el dinero y al final se quedó sin nada.
"Mira al Manolo, ya echando las cuentas de la lechera, diciendo que se va a forrar con el bar nuevo cuando todavía no tiene ni local ni un triste taburete"