Se usa cuando alguien está deseando que pase algo y no para de mirar la hora, contando los minutos como si fueran siglos. Es como tener la cabeza clavada en el reloj, con la impaciencia a tope. Vamos, que estás tan pendiente de la hora que parece que el reloj va a echar chispas.
"El chaval estaba echaíto el reloj en clase, deseando que tocara el timbre pa largarse al bar con los colegas y pedirse unas cañas bien fresquitas."