En Sucre se le dice diablo al amigo metido que parece tener ojos en todas partes y se sabe hasta el chisme que todavía no ha pasado. No es que sea malo, pero sí bien sapo y curioso, de esos que si pestañeas ya te está contando lo que hiciste. Y hay que admitir que a veces hasta hace gracia.
"No le cuentes nada a Marta, que esa diablo al ratico ya tiene a todo Sucre enterado de que te cuadraste al vecino en la verbena."