En Tlaxcala se usa para decir que alguien se quedó bien dormido después de comer como si no hubiera mañana. Es ese sueñito pesado que te pega tras los tacos de canasta, el mole o la barbacoa del domingo. No es solo dormir, es caer rendido por la tragazón. Y la neta, esa derrota sí se disfruta sabroso.
"Nos echamos como veinte tacos de canasta en el tianguis y llegando a la casa me derroté en la cama, ni escuché cuando pasaron los tamales gritando en la calle"