Se usa cuando alguien sufre o está a punto de sufrir un desmayo, un susto gordo o una impresión tan fuerte que se queda medio grogui. No es un término médico, es más bien de abuela dramática y de barrio. Sirve tanto para sustos reales como para exagerar un poco, que también tiene su gracia.
"Tía, casi me da un patatús cuando miré la cuenta del banco y vi que después del finde solo me quedaban tres euros tristes mirándome desde la app"