Expresión muy andaluza para decir que alguien se ha pegado un golpe fuerte, de esos que suenan y que luego se comentan en la familia durante años. Se usa tanto para caídas aparatosas como para choques tontos pero dolorosos. Es bastante gráfica y tiene su gracia, aunque cuando te lo das tú, la risa tarda en llegar.
"Quillo, iba mirando el móvil, he tropezado en el bordillo y me he metido un leñazo que casi hago la croqueta por toda la acera delante de la terraza del bar."