Se usa cuando alguien comparte de lo poquito que tiene, casi siempre comida, para que nadie se quede sin probar. Es ese gesto de partir la última tortilla y aún así invitar al que llega de visita. Suena a pobreza, sí, pero también a cariño y a educación de las buenas, de esas que ya casi no se ven.
"Vos, solo me quedó una tortilla y un huevito, pero ni modo, sentate que vamos a cumplir una tortilla entre los tres antes que se enfríe."