En Córdoba decir que alguien se pone a contar chistes no siempre va de humor, sino de cuando una persona se cuelga hablando, da mil vueltas y no va al punto. Es como chamuyar de más, adornar todo y no responder lo que te preguntan. A veces es gracioso, pero cuando tenés apuro te dan ganas de apagarle el micrófono.
"Che loco, dejá de contar chistes con la historia del auto y decime de una si me lo vas a prestar o no, que ya me aburriste."