Se suelta cuando algo sale pésimo y uno se burla de su propio desastre, como diciendo que quedó perfecto pero en versión tragedia cómica. Es triunfo irónico ante el fracaso total, para reírse del golpe y no llorar. Muy útil cuando la vida te da un pastel en la cara y tú decides hacer chiste.
"Iba a impresionar a la suegra con mi cheesecake, se me quemó, se hundió en el centro y hasta el perro lo rechazó, quedó clavao"