Se usa cuando una comida está tan rica que te dan ganas de seguir saboreando hasta los dedos, como si no quisieras que se acabe nunca. Es una forma muy gráfica de decir que algo está delicioso, de esos platos que te hacen guardar la receta y repetir sin culpa. Y la verdad, tiene toda la lógica del mundo.
"Amigo, la abuela se mandó unas empanadas que están para chuparse los dedos, ya voy por la cuarta y ni pienso aflojar."