En Puno se dice que alguien está chicoteado cuando anda con una alegría desbordada, hiperactivo, con la risa fácil y el cuerpo que no le alcanza para tanta emoción. Es como si le hubieran metido corriente de buen humor y no pudiera quedarse quieto. A veces parece que se ha tomado tres cafés seguidos, pero solo es pura felicidad.
"Hermano, después de la fiesta patronal el Chato seguía tan chicoteado que quería armar otra farra en la plaza a las siete de la mañana, ni la resaca lo bajaba."
Se usa para describir a alguien que está en las últimas, ya sea de cansancio o después de un monumental fracaso. Como si le hubieran pasado por encima una combi.
"Después del examen de matemáticas, terminé chicoteado con tantas fórmulas raras."