Golpe fuerte y bien sonoro, de esos que te dejan marcando ocupado y pensando por qué fuiste tan weón. Suele ser inesperado y muchas veces viene después de hacer alguna lesera muy confiada que sale pésimo. El charchazo se recuerda al otro día, al otro mes y a veces hasta cuando te estás quedando dormido, con vergüenza incluida.
"El Nacho juraba que podía hacer parkour en la plaza, se subió al muro, resbaló con una cáscara de plátano y se pegó el medio charchazo frente a todo el curso."