Se usa cuando por fin te hartas y le sueltas a alguien todo lo que piensas sin filtro, sin azúcar y sin rodeos. Es como ponerle los puntos sobre las íes pero en versión tropical y con mala leche justa. A veces duele, pero oye, también hace falta que de vez en cuando te canten la papaya.
"Ese jefe vino otra vez con promesas vacías y yo, cansado ya, le canté la papaya delante de todos y le solté que aquí nadie cree en sus cuentos desde hace años."