Se usa cuando alguien admite que lo engañaron de frente y ni se dio cuenta, por inocente, confiado o por estar en la luna. Es como aceptar que te vieron la cara y llegaste tarde al chisme o al truco. Suena medio fuerte, pero también tiene su punto de autocrítica graciosa que da risa después del coraje.
"El pana dijo que las empanadas venían en camino, yo esperando como gafo en la esquina y resulta que ya se las había comido todas. Al final caí como un pendejo."