Forma muy tierna y un poco juguetona de llamar al abuelo o la abuela cuando ya tienen el pelo blanco y esponjoso, como si fuera una nubecita. Se usa para mostrar cariño, respeto y también un toque de nostalgia familiar. Es de esas expresiones que te hacen pensar en sobremesas largas y abrazos apretados.
"Mi cabecita de algodón se quedó dormida en el sillón y roncaba tan fuerte que hasta el perro se asustó y salió disparado a la cocina."