Se usa para hablar de un niño que siempre está medio dormido, lento para reaccionar o en la luna total, como si viviera en su propio planeta. No es mala onda, más bien es una forma medio cariñosa de decir que el chibolo es bien distraído y que nada lo apura. Y hay que admitir que suena chistoso.
"Mira a ese bebé rucutú, la profesora ya terminó la clase y el chibolo recién se está despertando, ni cuenta se dio que todos salieron al recreo."