Se usa para hablar del típico salvador del asado, esa persona que aparece justo cuando la carne se está por arruinar y toma la parrilla como si fuera una misión sagrada. Es el héroe silencioso del fuego, el que sabe cuándo dar vuelta el asado y cuándo bajar las brasas. Básicamente, el guardián de que no comas suela quemada.
"Estábamos todos boludeando con el truco y la birra, la carne ya casi hecha carbón, y cayó el ángel de la pampa, acomodó las brasas, dio vuelta todo y nos salvó el asado como un campeón"