Frase muy coahuilense que se usa cuando sales al centro a pistear duro, caminando de bar en bar como tren sin frenos. Es para esos planes donde sabes a qué hora empiezas pero no a qué hora acabas, ni con quién ni dónde. Básicamente es irse de juerga intensa y dejar que la noche te lleve, para bien o para mal.
"Ayer que anduvimos y clavamos la riel por el centro de Saltillo, acabamos cantando banda con unos desconocidos y comiendo tacos a las cuatro de la mañana bien felices."