Se usa cuando estás tan reventado que pareces zombi, ya sea por pega, por estudio o por carrete demasiado intenso. Es ese nivel de cansancio en que el cuerpo funciona en modo piloto automático y la cara lo delata. Es muy de santiaguino quejoso pero con humor, y hay que admitir que suena bastante dramático.
"Hermano, después del turno doble y el metro lleno, ando vil, si hasta me quedé dormido apoyado en la vitrina del completo en la esquina de la Alameda."