En Arequipa se usa para describir a la persona que habla fuerte todo el rato, casi gritando, como si tuviera el volumen siempre al máximo. Es ese pata que se escucha desde la otra cuadra aunque solo esté contando qué ha desayunado. No siempre es mala onda, pero sí puede ser bien cansino si te pilla con resaca.
"Oye, dile a la tía Rosa que baje la voz, está tan altoparlante que los vecinos ya saben hasta cuánto gana tu viejo."