Se usa para decir que algo salió pésimo, se arruinó o terminó siendo un desastre total, como si lo mandaras directo a la basura. Es muy común en Argentina para hablar de exámenes, relaciones, proyectos o planes que se fueron al demonio. Y sí, suena más gracioso que decir simplemente que te fue mal.
"Boludo, el asado se me fue al tacho, se me quemó la carne, se cayó la parrilla y el perro se morfó las achuras."