Se usa para hablar de un escándalo sabroso, un ruido constante o un alboroto musical que no deja a nadie tranquilo. Muy típico de las fiestas en Nueva Esparta, con tambor, reguetón y vecinos prendidos hasta la madrugada. A veces fastidia, pero también es parte del sabor isleño, aunque al día siguiente andes con cara de zombi.
"Chamo, anoche el tungi-tungui del edificio fue tan brutal que hasta la abuela del 4B terminó bailando en bata en el pasillo"